Blog¿Niños difíciles o padres estresados?

¿Niños difíciles o padres estresados?

Oigo pasos desde la cama, me imagino quién es… Me levanto y encuentro al más pequeño de mis tres hijos tirado en el sofá de la sala. Yo miro el reloj. Son las nueve de la mañana y me acuesto a su lado. Hoy no tenemos prisa. No hace falta hablar, hasta que el pequeño oye un rugido en su vientre:

– Mamá tengo hambre.

Hoy podría ser cualquier día, pero no lo es. Hoy no manda el reloj y, entre todos, nos ponemos de acuerdo ¿qué vamos a hacer este fin de semana?

¿Qué pasó el resto de la semana? Sobrevivimos a la rutina, con el piloto automático encendido, cubrimos los imprevistos, las peleas entre hermanos, los llantos por no querer ir a la escuela, la desobediencia o la rebeldía de nuestros hijos. Cansados ​​de enfrentarme al “no tengo tiempo para nada”, asentados en quejas e insuficiencias, cada vez más conectados al teléfono, es hora de parar y reflexionar…

  • Detente a darte cuenta que ese hijo que siempre insiste y que, por momentos, lo llama “aburrido”, no lo es. Es tan simple como ser consciente de que necesitas tiempo para escucharlo, y solo así dejarás de tener que decir las cosas 20 veces.
  • Detente y dales la oportunidad de mirarlos a los ojos y, sin hablar, decirles: “Aquí estoy, puedes decirme lo que quieras”. es decir, hacer escucha activa.
  • Detente a darte cuenta de que los niños no necesitan de todo ni estar ocupados todo el tiempo para ser felices. Cazar mariposas puede ser algo que te dé ese toque emocionante en la actualidad. Es necesario deshacerse de ese sentimiento constante de culpa por no poder llegar a todo y tratar de compensarlo de todos modos.
  • Dejar de decir “te amo”, “estoy a tu lado”, cuando están heridos, y no intentar reparar el dolor con un simple “no llores”.
  • Deteniéndonos a no reaccionar, descontroladamente, cuando el caos sobrevive y actuando con nuestro cerebro integrado y no en modo supervivencia. Automodelarse, dando ejemplo para que aprendan la importancia de calmarse en momentos de conflicto.
  • Parar para darles autonomía. Muchas veces, la prisa nos hace olvidar que son capaces de hacer algo por sí mismos, aunque no lo hagan a la primera, o como a ti te gustaría. Conscientes de que, como dijo R. Dreikurs, “los errores son maravillosas oportunidades para aprender”.
  • Detenerse a encontrar soluciones creativas a los problemas. Deshacer viejos patrones educativos como castigos y amenazas, que solo funcionan a corto plazo y no enseñan habilidades para la vida. Esas habilidades que desearías que tus hijos tuvieran cuando fueran adultos.
  • Deténgase a darse cuenta de que, detrás del mal comportamiento, hay una necesidad que debe ser satisfecha.
  • Deteniéndose cuando cruzan la línea para preguntarles qué pasó y qué ideas tienen para solucionarlo. Tómese el tiempo para hacerles saber de antemano lo que espera de ellos y asegúrese de que lo entiendan.
  • Deténgase a observarlos. Para reconocer tus fortalezas y tus debilidades.
  • Detente, solo detente.

¿Cómo le vamos a enseñar a un niño a tener paciencia si no la tenemos? Todo aprendizaje necesita tiempo y los adultos ya tenemos experiencia en esto.

* Texto de Ruth Alfonso Arias y Yolanda de Alfonso Arias, educadoras familiares de Disciplina Positiva. Traducción de Karina de Freitas. Visto en El País.

Disciplina Positiva

A través de la Disciplina Positiva aprendemos a enfocarnos en mejorar las habilidades de nuestros niños para que sean capaces de resolver problemas por sí mismos. Reconocemos también que el castigo físico y psicológico no son recursos que favorezcan la creación de niños autónomos, responsables e independientes. Sepa mas:

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