La autoridad es necesaria para dar a los niños seguridad y previsibilidad. La autoridad es parte del orden que los niños buscan en el entorno y en los adultos. Los padres y maestros autoritarios nunca son padres y maestros autoritarios. La autoridad surge cuando los niños admiran y comprenden a los adultos. El autoritarismo se ejerce controlando al niño a través del miedo. Por lo tanto, para ser adultos con autoridad, necesitamos adoptar una actitud de discernimiento y claridad frente a los niños, guiarlos de manera efectiva con un lenguaje verbal y corporal seguro, sencillo y claro.
Para ser adultos con autoridad necesitamos educar con el ejemplo. Los niños confían en los adultos que hacen lo que dicen. Necesitamos saber exactamente qué pedir a los niños y cómo pedirlo. De nada sirve dar una orden que el niño no podrá cumplir, o dar una orden de forma vaga y poco clara. Cuando hacemos esto, no solo estamos siendo irrazonables, sino que estamos alentando a los niños a ignorar nuestras palabras.
Surge la obediencia, como hábito. Una obediencia sana y servil. A través de la admiración y la confianza, esta obediencia viene del corazón. Los adultos preparados que perfeccionan el asombroso arte de guiar a los niños a diario tienden a ser adultos que no necesitan «enviar». Sin embargo, cuando somos autoritarios e irrazonables en nuestra actitud hacia los niños, generamos la peor obediencia: la obediencia a través del miedo.
* Texto de Lucy Peres, psicóloga clínica infantil (@infancia positiva)
Disciplina Positiva
A través de la Disciplina Positiva aprendemos a enfocarnos en mejorar las habilidades de nuestros niños para que puedan resolver problemas por sí mismos. Reconocemos también que el castigo físico y psicológico no son recursos que favorezcan la creación de niños autónomos, responsables e independientes. Sepa mas:
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