BlogLA CRIANZA DEL HOY, PARA EL MAÑANA

LA CRIANZA DEL HOY, PARA EL MAÑANA

 

La crianza del hoy, para el mañana por Lorena Jiménez Moreno

“Abrígales la infancia y no pasarán frío el resto de sus vidas”
(Anónimo)
“Sólo el amor que se siente por los niños permite escucharlos y darles las mejores respuestas”
(Rosa Vidiella i Badell)

Es bien sabido que acompañar en la crianza de los más pequeños y pequeñas, no es tarea fácil.
El bebé/niño/a no viene con un manual de instrucciones que podamos seguir paso a paso, para
saber qué es necesario proporcionarle en cada momento. Cada uno/a es único/a y diferente, pero
eso no es un impedimento a la hora de acompañarle y ayudarle a conocer el mundo que le rodea
y a sí mismo/a.

Si bien apostamos por una crianza diferente y cuando digo diferente, me refiero a una crianza que
no repita patrones ambiguos, obsoletos y sin un significado aparente de respeto y valor a la
primera infancia, ayudará y facilitará el camino de la maternidad y la paternidad, hacia cauces
armónicos y especiales, haciendo de esa relación un maravilloso escenario de convivencia sana.
Por ello, es necesario que se lleve a cabo un acompañamiento basado en el respeto y en la
conciencia, por parte del adulto, de la madurez y etapa evolutiva por la que esté pasando el
niño/a, junto con sus necesidades e intereses del momento.

Esto marca cada período sensible del crecimiento del bebé/niño/a, que se encuentra en constante
búsqueda de saciedad por saber, conocer, experimentar y probar, para ir adquiriendo nuevos y
diferentes aprendizajes, que con el tiempo, le llevarán a otros y después a otros, alcanzando de
este modo, la construcción de su personalidad, de sus habilidades, de sus creencias, de sus
valores y de sus pensamientos, que le convertirán en una persona única.
Criar bajo el manto del respeto, significa mirar con una perspectiva amplia; con una mirada
sencilla, consciente de las necesidades reales del bebé/niño/a, de sus intereses y siempre
respetando cada etapa de su desarrollo.

Cuando hablamos de una crianza acompañada desde el respeto, nos referimos a:
• Respetar sus ideas, sentimientos, pensamientos y aquello que forme parte de su ser.
• Confiar en todo lo que haga, dejarle hacer; que ponga a prueba todo lo que se proponga,
ya sea a nivel cognitivo, motor o lingüístico.
• Comprender cada una de sus necesidades, de su manera de ver el mundo, de su forma de
hacer y ofrecerle los materiales y recursos necesarios para cubrir dichas necesidades.
• Acoger con amor, cariño y alegría, para hacerle sentirse mimado, acogido y cuidado.
• Ofrecer un espacio y una organización del mobiliario y de los materiales, adecuado a su
edad y etapa evolutiva, para favorecer su autonomía sin interferir en su juego, sin influir en
sus decisiones, favoreciendo un clima de libertad para su desarrollo.
• Dialogar en todo momento, reconociendo y verbalizando lo que está sucediendo, para que
el pequeño/a vaya interiorizando y aprendiendo a comunicarse, a conocer sus emociones y
a comprenderse no sólo a él/ella mismo/a, sino también al otro, siempre con un lenguaje
claro, sencillo, amable y empático.
• Comprender cada etapa evolutiva, para poder ofrecer lo que realmente necesita cada niño/
a.
• Saber esperar, es decir, no tener prisa en que crezca, aprenda o haga cosas que no haya
alcanzado por sí mismo/a.

Todo esto y mucho más es lo que envuelve el concepto de Crianza Respetuosa; una crianza que
favorece al bebé/niño/a a ser el/la protagonista de su historia y no un mero espectador.
Desde que nace, quiere sentirse parte de su grupo y de su entorno y con ello, entender lo que
sucede en cada momento del día; ya sea que os tenéis que ir al supermercado o vais a recibir una
visita en casa. Es importante hacerle sentir partícipe en el día a día, contar con su presencia y
opinión, para ser uno/a más.
John Bowlby, conocido psicólogo infantil y reconocido por su estudio y teoría sobre el apego,
afirma que “el niño (desde que nace) tiene la tendencia a buscar la cercanía a otra persona y se
siente seguro cuando esa persona está presente y disponible para cubrir sus necesidades tanto
físicas como emocionales”.

La teoría del apego y con ello, su estudio, han llevado a caracterizar esta manera de criar y
acompañar, como la manera más respetuosa y natural que existe, para darle al infante lo que
realmente necesita en cada momento y en cada etapa de su vida; porque “la crianza con apego es
una filosofía enfocada en formar vínculos de apego fuertes y seguros entre padres/madres e
hijos”.

Cuando entendemos que el niño/a es una persona que sólo se encuentra en una etapa más
sensible y en proceso de conocimiento y construcción no sólo de su cuerpo, sus capacidades y
emociones, sino también en proceso de conocer al otro y el entorno y contexto en el que vive,
nuestro pensamiento y mirada cambian. Vemos ante nosotros/as un ser potencialmente activo,
hábil y capaz, que ha llegado al mundo dispuesto a conocer, aprender, adquirir y hacer suyo todo
lo que se encuentre a su alcance; ya sea a nivel motor, cognitivo, lingüístico, sensorial, afectivo o
social.

De este modo, no podemos obviar la importancia de cómo nos relacionamos con los niños y las
niñas de la primera infancia, pues como dice Jorge Barudy, «tratar bien a un niño es también darle
los utensilios para que desarrolle su capacidad de amar, de hacer el bien y de apreciar lo que es
bueno y placentero.

Para ello, debemos ofrecerles la posibilidad de vivir en contextos no violentos, donde los buenos
tratos, la verdad y la coherencia sean los pilares de su educación».
Por otro lado, la Crianza Respetuosa vino de la mano de diferentes pedagogías, con enfoques
alternativos de diferentes profesionales de la educación y de la salud, que a través de numerosos
estudios, comprobaron que la infancia es una etapa delicada que debe ser atendida con sumo
cuidado y compromiso, con el fin de no interferir de manera irresponsable en su crianza.
Fue a partir de entonces, cuando se le comenzó a dedicar una mirada a la infancia, basada en el
respeto y el compromiso de un acompañamiento sano, donde el adulto es quien guía, colma,
acompaña, ayuda, ofrece y sostiene en cada momento y etapa de su crecimiento, así él/ella lo
necesite, así lo demande.

Por lo tanto, esta mirada, esta manera de formar parte de la vida de los más pequeños/as, dará
lugar a futuros adultos seguros e independientes, autónomos, empáticos, amables y responsables
para con ellos/as mismos/as y con el resto.
Hoy por hoy, dicha crianza se lleva a cabo en muchos espacios educativos diferentes, que se
salen de la norma establecida y tradicional, en la que muchos/as nos hemos visto envueltos; con
proyectos pedagógicos alternativos, que invitan a las familias a formar parte de una crianza que
respeta, en todo momento, el desarrollo de su hijo/a, proporcionándole lo que necesita en cada
momento, cubriendo sus necesidades más básicas y el resto de aspectos, que forman parte de su
juego, aprendizaje y crecimiento.

Una de estas alternativas educativas es la labor de las Madres y Padres de día. Pero, ¿qué son
las Madres de día?, bien, las madres de día son profesionales de la educación, que apuestan por
una crianza respetuosa y consciente, por lo que ofrecen un servicio de acompañamiento para
familias con hijos e hijas de edades, entre los 4 meses y los 3 años. Esta actividad se lleva a cabo
en su hogar, donde una ratio reducida de máximo 4 niños/as les permite llegar a las necesidades
de cada uno de los pequeños/as, sin necesidad de que se encuentren en el mismo momento
madurativo, algo que enriquece notablemente en el desarrollo de cada niño/a y en su
acercamiento al mundo que le envuelve y a su conocimiento de éste y de sí mismo/a.
Esta manera de acompañar a la infancia, nos permite a las madres de día, ofrecer un
acompañamiento personalizado y de calidad. Además, nos da la posibilidad de cumplir con
nuestros objetivos y con nuestra labor de acompañantes a nivel educativo. La ratio tan reducida
en la que nos centramos, hace de nuestro trabajo un chaleco salvavidas para muchos niños/as,
que les permitirá sentirse escuchados y atendidos en todo momento, algo que en otras
instituciones es difícil de alcanzar.

Yo, como madre de día y autora de este artículo, hablo desde mi experiencia, pues antes de
dedicarme a acompañar a familias desde mi hogar, lo hice por la vía tradicional y eso me dejó
claro que mi mirada, lo que es para mí la infancia y mi manera de acompañar, no era posible
ponerlo en práctica. Eso me llevó a buscar otras opciones y encauzar otro camino, que me diera la
libertad de poder aportar a la infancia el respeto que se merece.
Entonces, surgió “Un lienzo en Blanco”, un proyecto maravilloso que se centra en fomentar el
movimiento y el juego libre y autónomo del niño/a, respetando así sus procesos motrices;
poniendo en práctica una comunicación y un diálogo empático, donde las emociones juegan un
papel muy importante, además de basarse en cubrir sus necesidades e intereses en todo
momento, para que su desarrollo sea gratificante y favorezca a su crecimiento.
Un lienzo en Blanco ha dado vida a todo lo que es para mi la crianza y la educación en esta etapa
tan apreciada y susceptible que es la primera infancia, pues todo lo que les enseñemos hoy,
formará parte de lo que serán mañana.

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